lunes, 27 de abril de 2009

La guerra de alkon: capitulo 7: "compañeros, no amigos"

vuelvo de nuevo aqui. muy cerca de empezar con la censura de esta, mi recopilación de sucesos en alkon.

un capitulo 7 cargado de malas tensiones entre compañeros y el anunció de algo grande



Capítulo 7: “compañeros, no amigos”
Se precipitaron a toda prisa por el sendero que los conducía a la casa. Tardaron bastante menos en volver que en ir. Cuando llegaron, vieron toda la casa a oscuras, Stella dijo que era extraño porque su madre siempre dejaba una luz encendida, Raki tuvo un mal presentimiento.
Se asomaron con cuidado a la ventana y vieron una sombra sentada en una silla.
-¿Quién será?-preguntó Stella
-Espero que no sea quien creo que es-respondió Raki.
Sigilosamente, se acercaron a la entrada de la casa y al traspasar la puerta vieron lo que tanto temía el muchacho.
Meka estaba alzada unos dos palmos por encima del suelo. En su pecho, seis lanzas largas la mantenían clavada en la pared. Sus ojos miraban sin ver a los chicos. A sus pies un gran charco de sangre escarlata, que salía de su boca, estomago y torso, se deslizaba hacia ellos.
Stella ahogó un grito y Raki desvió la mirada. El joven fue directo a la cocina y vio a un hombre encapuchado con una baraja de cartas en la mano. Este se puso en pie. Era alto, de complexión ancha y en unos guantes de cuero llevaba bordada una carta atravesada por una espada. La cara se la tapaba una capucha, pero Raki conocía bien sus rasgos.
-Número seis, ¿has hecho tu esto?-inquirió, desafiante, Raki.
-¿No es obvio que si?-dijo el enigmático hombre
-Esta familia me ha cuidado bien, no dejaré que tu les pagues de esta manera, por cierto, ¿Qué haces aquí?
-Son órdenes de arriba. Del mismísimo número uno. Me han dicho que eliminara todos los rastros de tu derrota, es parte de mi trabajo.
-Te mataré por esto- dijo Raki.
El número seis echó a reír.
-¿Tu? ¿Vencerme? ¿A mí?- se mofó este- necesitarías años de entrenamiento para conseguirlo, además, somos compañeros y amigos.
-Compañeros, no amigos- Dijo Raki desenvainando a Trickser- por lo que veo La Élite me ha abandonado, pero me vengaré.


hasta el proximo lunes con:
"la huida"

escuchando: crecí en los ochenta (El Reno Renardo)

lunes, 20 de abril de 2009

La guerra de alkon: Capitulo 6: Raki

hola a todos, una vez más vuelvo, con más fuerza que nunca tras las vacaciones (cortas) no he actualizado esto por falta de tiempo y de medios (he estado sin internet) asi que aqui va otro capitulo de la guerra de Alkon

sin dilaciones aqui lo dejo porque me muero de sueño

esta vez toca la historia del prota



Capítulo 6: Raki
-Bueno-dijo Stella- cuéntame tu historia.
-Es demasiado larga.
-El cobertizo está lejos, tenemos tiempo, además no aparentas mucho ¿Cuántos años tienes?
-Dieciocho, está bien te la contaré.
Raki se aclaró la garganta e intento aclarar sus ideas y recuerdos.
-Mi padre era el número siete de La Élite, puesto que me cedió a mí al morir él por una enfermedad contraída en una de sus misiones. Mi madre quedó destrozada por su muerte y por la que quizá sufriría yo. Nací en una aldea recóndita en los confines de Alkon, en Rotem. Cuando tenía cuatro años mi padre comenzó a entrenarme para llegar a La Élite y, a poder ser, superar su rango. A los ocho años ya podía vencer a cualquiera de mi aldea. Mi padre decía que tenía un potencial increíble. Dos días después de cumplir los diez años me admitieron en el castillo de Traskir, donde mi entrenamiento seria supervisado por el mismísimo número uno. Al cumplir los catorce años me dejaron entrar en La Élite y pasé a ocupar el puesto de mi padre y eso ha sido básicamente mi vida. Llevo luchando desde entonces como general de los ejércitos desde entonces.
Raki se calló y pareció perderse en sus recuerdos, así caminaron durante una hora o eso le pareció al número siete.
Stella sacó al joven de su ensimismamiento al darle un golpe en el hombro y decir:
-Ese es el cobertizo.
-Está bien, desde aquí ya debería funcionar. ¡TRICKSER!
Una especie de relámpago atravesó el aire como una centella y, en la mano derecha de Raki, se materializó una espada de plata con incrustaciones de piedras preciosas en la empuñadura y teñida de rojo por el filo.
Stella se quedó admirando la espada con la boca abierta mientras Raki la guardaba.
Cuando emprendían el camino de vuelta a casa de la chica, un grito rompió el silencio. Algo ocurría en la casa.